Mi cuerpo, mi aborto y mi decisión.

 

He tardado varios meses en redactar este testimonio pero heme aquí dispuesta a compartir mi experiencia, por ti, mujer, que posiblemente estés leyendo este blog tal como yo lo hice hace unos meses atrás.

Mi nombre es Flora, soy del Occidente de México, tengo 30 años y soy profesionista. Mi historia comienza hace 4 meses cuando comencé a tener una serie de síntomas bastantes desafortunados. Me realicé una prueba de embarazo y al revisar el resultado positivo, mis dudas se disiparon, pero mi mortificación se intensificó ya que llevo varios años con mi pareja, un hombre responsable y gran compañero de vida, él se tornó muy feliz con la noticia. Sin embargo, no fue mi caso.

Desde muy pequeña he amado a los niños pero también siempre he tenido la conciencia de que no quiero ser madre ya que la maternidad me representa un desafío y un miedo enorme. Por tanto, traté de buscar información para practicarme la interrupción del embarazo de manera responsable. En un primer momento vislumbré la posibilidad de trasladarme a la CDMX pero eso significaba ausentarme de mi trabajo sin motivo específico, así como tener que mentir a mi pareja ya que él no hubiera entendido o apoyado mi decisión, aunado a que personalmente yo estaba muy asustada por el procedimiento. Empero, tuve claro que era mi cuerpo, mi decisión y sobre todo que no era el momento para convertirme en madre.

Fueron varias noches sin dormir, evaluando los pros y contras de mi situación, de mi edad y hasta de mi relación, hasta que encontré en internet un sitio que me generó mucha curiosidad y sobre todo confianza. Esperé a quedarme sola en mi jornada y realicé comunicación vía telefónica con la noble asociación Fondo MARIA. Allí me asesoraron con mucha empatía, profesionalismo, me hicieron una serie de preguntas sobre mi situación particular, mi salud, las semanas de embarazo y sobre todo, me ayudaron a poner en palabras mi sentir sin necesidad de ser juzgada o cruelmente irresponsable.

Las chicas de Fondo MARIA fueron un oasis en medio del desierto de la desesperación y de las dudas. Decidí tener un procedimiento con pastillas, en el proceso estuve acompañada por mi mejor amiga, la cual estaba enterada de las medidas de seguridad en caso de hemorragia. Realicé el procedimiento por la mañana después del desayuno, tomé mi bebida matutina, respiré profundo y sonreí con la posibilidad de liberarme.

Un sangrado ultra leve comenzó poco después de la segunda toma y lejos de espantarme me sentí relajada y feliz por haberlo conseguido. Traté en todo momento de no darle una interpretación moral, sino femenina y dueña de mi propio cuerpo.

Después de casi cuatro horas de espera, sentí las náuseas, escalofríos, tuve un poco de arcadas y sobre todo cólicos totalmente soportables. Horas más tarde pude percatarme de que el procedimiento se había completado. Dos semanas después me practiqué un ecosonograma donde me dijeron que no había quedado rastro de tejido por lo que hoy puedo sentirme mejor conmigo misma, con un mayor sentido de la responsabilidad y de las múltiples sensaciones que acarrea ser mujer, así como la plena convicción de que no todos los cuerpos están hechos para la maternidad. Si te pudiera dar un consejo, te diría: no tengas miedo, si no deseas ser madre, no adquieras una condición o una responsabilidad sólo porque la sociedad lo impone, porque tu pareja lo desea o porque pareciera que la edad te empuja a ello.

Sinceramente desconozco si deseo ser madre en un futuro, pero por lo pronto agradezco a la vida que haya puesto a Fondo MARIA en mi camino por el respaldo y por renovar mi supremo derecho a decidir de manera informada.

 

Autora: 
Flora