Durante mi embarazo me diagnosticaron ansiedad y depresión, mi tiroides se descontroló y para la semana 6 me diagnosticaron anemia y diabetes gestacional. Para mí no era posible traer una personita más al mundo en esas condiciones (arriesgando que viniera con alguna malformación o que tuviéramos alguna complicación que nos llevara a la muerte).
Me dijeron que mi embarazo era de alto riesgo. Por eso me puse a buscar opciones para interrumpir, pero en mi ciudad los servicios médicos no quisieron ayudarme con la interrupción, argumentando que “tal vez sí aguantaría" (aún con todos mis padecimientos).
Me sentía frustrada, pensaba en ¿cómo le iba a hacer? si recién había perdido mi trabajo ya que la misma institución de salud no había extendido mis días por incapacidad. Me sentía presionada por ser madre soltera por segunda vez, enferma y sin recursos económicos ¿qué vida llevaríamos?. Pero las respuestas llegaron a través de mi amiga, quien me habló de Fondo MARIA al final de la semana 8 de embarazo.
Inmediatamente me puse en contacto y finalmente llegó el día. Sentía miedo y vergüenza por que al final era algo “cruel y ruin” según la sociedad, y una misma que se empieza a señalar, muchos están en contra del aborto, hasta llegar a asustarte con que después de hacerlo te pondrás mal y no podrás con la carga. Pero Fondo MARIA estuvo conmigo todo el tiempo, me sentí cobijada, y apoyada por mi familia (madre) y amigos (3). No quise arriesgarme a usar el misoprostol por la anemia, así que tuve un procedimiento quirúrgico.
Todo fue excelente; desde el trato, el procedimiento, la recuperación, etc. Ha pasado más de un mes y ME SIENTO MUY BIEN mental y físicamente, reincorporándome a mis actividades laborales. Muchas personas te hablan de cosas muy negativas respecto a la interrupción, pero no saben cómo nos sentimos tanto en el aspecto emocional como en el físico.
Te puedo decir que el síndrome post aborto se da, cuando uno permite que la lengua negativa de la sociedad penetre en nuestra mente.
¡Ánimo, no estás sola!