Mi decisión, una buena decisión

Imágenes integradas 2

Mi decisión, una buena decisión

Llevaba varios días intranquila porque estaba retrasada, pero pensaba “no es la primera vez, ya llegará”. Cuando al fin me decidí a hacerme la prueba de sangre y salió positiva… se me cayó el mundo, debí tomar fuerzas de no sé dónde para no dejarme caer yo también. No era quinceañera e inexperta, tenía 25 años y desde siempre había sabido mi respuesta: no tendré un hijo por obligación.

La primera en enterarse fue mi mejor amiga quien me apoyó desde entonces; mi pareja lo supo ese día por la tarde cuando tuvimos la peor discusión porque trataba de convencerme de tener un hijo pero sin ofrecer un real apoyo (en todos los aspectos).

Llegué a las 10 u 11 semanas llorando, juntando coraje y buscando dinero y un lugar dónde llevaran a cabo el procedimiento; puesto que en Puebla el aborto no es legal debía ser cuidadosa en elegir una clínica donde no corriera riesgo mi vida ni me estafaran. ¿Cuánta angustia extra hubiera evitado si fuera legal? hasta ahora sigo preguntándomelo. La cuestión económica fue todo un lío, pues era un gasto no previsto, con lo cual un ser querido me dio todo su apoyo.

En el lugar recomendado encontré un hermetismo lógico, sin embargo fui tratada con respeto, profesionalismo y hasta calidez. Me realizaron los exámenes necesarios, despejaron mis dudas y miedos y programaron el procedimiento para el siguiente miércoles. Recuerdo haber llegado temprano y que mi amiga estuvo ahí hasta que salí, me acompañó a la farmacia y me envió en taxi a mi casa.

Aprendí mucho a raíz de ese aborto, me volví sumamente cuidadosa para no volver a pasar por algo así; aprendí también de mi misma, confirmé que no quiero ser madre ni ahora ni nunca; aprendí a dar apoyo y agradecer el recibido. Hubiera preferido no tener que pasar por eso, pero el “hubiera” no existe. Son mi vida, mi cuerpo, mis decisiones y mis derechos… no me arrepiento de luchar por ellos.

Autora: 
“La Fille”